Llega noviembre, respetado y odiado, evidencia sus días entre cruces y tumbas, añoramos, lloramos, sentimos, se despedaza la calma recordando la ausencia, se nos llenan los ojos de flores y recuerdos, regresa la memoria de las manos lejanas. Llega noviembre, sobre las leves hojas que cubren las ciudades donde ocres y naranjas revelan el paisaje, y los muertos regresan reclamando el olvido. Se nos hielan las sombras, se nublan las ideas, se despereza el cielo de los justos, de los torpes, los humildes, los callados; regresamos atrás y queda el abrazo suspendido en el aire, mientras lloran los ojos, y se duelen los cuerpos por la ausencia obligada que nos roba la vida. Esperar las señales que cuentan las creencias, mientras pasa noviembre con su tiempo difuso, mientras lloran las almas, los corazones rotos, y queda la esperanza de encontrarnos un día, más tarde que temprano... Carmen Martagón ©
Herencias de mar, tierra, cielo, tiempo y sueños. Asómate a sentir... Palabras de mujer, nacidas de un puñado de vivencias. Directas desde mi corazón a tu corazón...