Dormir el invierno,
soñar la primavera,
guardar el verano por si no regresa.
Dejar que avancen los días entre paredes blancas,
aterrizar sobre las hojas secas del otoño
llevando esta vida frágil que me toca.
Prefiero disfrazarme de ocres y naranjas,
ovillarme desnuda frente al fuego,
dejando así marchar al viento inútil
que mi cuerpo cada invierno.
Lavaré las entrañas con las primeras lluvias,
secaré mis heridas en la calidez del sol, leve y tranquilo,
no será fácil doblar, paso a paso, los recuerdos,
no volverán a ser, hasta un otoño nuevo.
Despertar cada Octubre
con el sonido de tu vagar por mi alcoba,
con el balanceo de las cortinas a tu paso;
llegas revolviendo las cajas de vida
que nunca pensé abrir,
perdidas en cualquier rincón de la memoria.
Volver a dormir cuando avance diciembre,
recogerme entre unas pocas paredes
beberme a sorbos la nostalgia,
y soñar con tu regreso,
mi regreso.
Carmen Martagón ©
soñar la primavera,
guardar el verano por si no regresa.
Dejar que avancen los días entre paredes blancas,
aterrizar sobre las hojas secas del otoño
llevando esta vida frágil que me toca.
Prefiero disfrazarme de ocres y naranjas,
ovillarme desnuda frente al fuego,
dejando así marchar al viento inútil
que mi cuerpo cada invierno.
Lavaré las entrañas con las primeras lluvias,
secaré mis heridas en la calidez del sol, leve y tranquilo,
no será fácil doblar, paso a paso, los recuerdos,
no volverán a ser, hasta un otoño nuevo.
Despertar cada Octubre
con el sonido de tu vagar por mi alcoba,
con el balanceo de las cortinas a tu paso;
llegas revolviendo las cajas de vida
que nunca pensé abrir,
perdidas en cualquier rincón de la memoria.
Volver a dormir cuando avance diciembre,
recogerme entre unas pocas paredes
beberme a sorbos la nostalgia,
y soñar con tu regreso,
mi regreso.
Carmen Martagón ©
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