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Mostrando entradas de diciembre, 2018

Sorbos

Aromas de otros lugares, la tarde vestida de rojo fuego, el frío se ha quedado fuera. Las manos entran en calor bajo las luces tenues de otros tiempos. Se enredan confidencias en el hilo de un millón de risas, las penas se diluyen con la infusión desconocida. Repetimos hazañas, entre sorbos de vida. Carmen Martagón ©

NOSTALGIA

Siempre habrá alguien que no entienda la nostalgia, que la confunda con resquemor, pena, o tristeza; alguien que se empeñe en que el futuro nos alimenta, alguien que describa frases sacadas de un baúl, para hacer del presente, y el después, lo más adecuado. Pero, a mí me puede la nostalgia, esa que te ronda como la brisa fresca del otoño, esa que mueve las cortinas y asoma a la vida. Nostalgia de aromas conocidos, voces ausentes, nostalgia del abrazo, la mirada, del calor del regazo materno, la mano que se aferra a la vida. Añoranza de esa inocente mentira de los magos que llena de ilusión la piel y las pupilas.            Seguro hay quien me piensa doliente, detenida en el tiempo, pensando en el ayer, ¡nada más lejos! Me gusta regresar un instante, para que el día me sorprenda como niña, me recuerde la mirada de mi abuelo, sus manos recias y cansadas, sus lecturas en madrugadas insomnes, o el beso transparente de las noches, para espantar los miedos que nos acech

Despertar

Acurrucarme en tu pensamiento, hacerme pequeñita en tus manos, ser piel con piel, ser beso en la boca, ser yo misma en el abrazo interminable.  Despertar al amor cuando ya no se espera; la mirada había perdido intensidad, desapareció la capacidad de respuesta al deseo, en el instante cómplice de auroras, olvidada la piel ante cualquier caricia. Despertar entre dudas y temores, transformando en música los recuerdos presentes y ausentes, adormecidos los rumores que deja el desamor cuando cierra la puerta. Escribir en versos el dolor, entretejiendo rimas en la soledad de los días, cocinando lágrimas a fuego lento mientras pasan los minutos y se alargan las noches. Acurrucarme en este amor maduro, que rejuvenece la carne en el encuentro, embellece la sonrisa, envuelve en levedad lo que acontece, te mantiene en pie ante las sacudidas del destino, y te acalora el cuerpo, la soledad y el alma. Carmen Martagón © Foto: Rocio Escudero Alfonso