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Mostrando entradas de octubre, 2020

Ausentes

Marcharon en silencio,  apenas un último suspiro se confunde con nuestras lágrimas de ausencia. Marcharon en paz con la vida, sin detenerse a pensar en lo inconcluso, en lo olvidado en el primer cajón, en la ropa que yace doblada en la cómoda, o el pañuelo que nunca se aireará al calor de la tarde. Marcharon, con la mirada perdida, buscando la mano añorada que regresa, el afecto que viene a guiar el último viaje, exhalando la vida entera en un rezo,  una sonrisa, una mirada de amor,  un apretón de manos,  como el brindis amigo del último minuto.  Nosotros quedamos, extrañando las risas, los abrazos,  las charlas interminables o los silencios,  extrañando los minutos compartidos,  en esta vida incierta,  donde la única certeza es morir,  pasar al otro lado,  terminar siendo añoranza en los corazones amados,  lámpara viva que nos ilumina, el calor resumido en un abrazo,  el beso de buenas noches  o esa anécdota contada una y mil veces,  con el sabor agridulce del recuerdo.  Carmen Martag

Soy

  Soy en tus manos la lenta claridad que reaparece en los amaneceres del mañana, soy el sonido de los vientos, que asoman para llevarse el desamor, soy verso, poema desgastado por el mero placer de la lectura, soy las mismas hojas que el otoño aleja de las copas ya deshechas. Soy en tus manos la memoria dulce de nuestros ancentros, el amor de madre que no has olvidado, la delgada línea que guarda la sangre en todas las fronteras, la noche estrellada donde los amantes se ven a escondidas, la luna que alumbra, casi sin quererlo, todas las nostalgias. Soy en tus manos la savia nueva nacida del vientre de la aurora, el lento fluir de la sangre en los corazones desvalidos, el llanto fugaz del recién nacido, que, a ratos, se adormece en el regazo materno. Soy esa parte importante que queda tras la pasión más desmedida. Soy en tus manos compañía, calor, serenidad, el blanco luminoso de la nieve que llega por sorpresa,  el ocre del otoño en su apogeo,  la explosión de colores de cualquier prim

Cáncer

 Cáncer Enlazar la vida y los sueños, anudar los miedos, buscar la claridad para seguir. Se desboca el corazón en cada avance, contar los días, los minutos, los segundos, las horas, aprender a contar en sesiones y arrancar las hojas del calendario rememorando el rezo.  Encomendarse al universo, la ciencia, la fe o la esperanza. Llorar y enfadarse a cada rato, con la vida, con la muerte, con la suerte, la buena o la mala que viene a buscarla,  y morir de miedo mientras la sonrisa se asoma a los labios. Odiar la valentía, la guerra, la batalla, la obligación de mantenerse en pie, necesitar más que nunca el silencio, el abrazo sanador y la verdad. Necesitar, más que nunca, la esperanza como único peso en la mochila y avanzar.  Carmen Martagón ©

EN CUENTOS CON ROSA

  "Mamá se pinta los labios con un gusto exquisito. Despacio, recreándose en el trazo. Primero, el labio inferior, desde la comisura hasta el centro. Después, perfila el labio de arriba dando pequeños toques a su pronunciado arco de cupido, hasta dejarlo perfecto. Para finalizar, une ambos en una línea y sonríe. Solo en esos instantes dibuja en su rostro una sonrisa. Desde pequeño, me embeleso mirando ese ritual, pensando que es a mí a quien sonríe. Así comienza mi cuento "Sonrisas de Rojo Carmín" que podréis leer en la Antología: En Cuentos con Rosa. La historia de Álvaro de Vargas, un hombre solitario con su propia realidad. La lucha entre la locura y la cordura, la verdad y la mentira. Os dejo el enlace y os recuerdo que son dos tomos Carmín y Chocolate, con unos preciosos relatos. La mayoría de las ganancias irán destinadas a ACNUR. En el enlace que os comparto podréis descargarlo en digital, formato Epub, también podéis buscarlos y descargarlos en AMAZON, en formato

ME GUSTA

Me gusta el café solo y sin azúcar, ver amanecer desde mi ventana, el verde de mis macetas, y la explosión de color cuando se llenan de flores, entrando la primavera. Adoro la lluvia de otoño, pisar las hojas en las aceras y sentir la brisa fresca, que me envuelve por las mañanas, al abrir la ventana. Me gusta la soledad elegida, esa que uso para escribir unas líneas, releer mis libros favoritos o emocionarme con una buena película. Me gusta el abrazo dulce de los míos y la calma de mis guerreros tras sus tempestades o las mías. Me gusta la compañía de mi amiga, la risa cómplice, el silencio que ayuda y ese sexto sentido que impulsa a la llamada.  Me gusta viajar, amanecer bajo otros cielos, escuchar el sonido de otras lenguas, me gusta París, Oporto, y tantos rincones pequeños que han recorrido mis pies. Siento nostalgia al recordar el tacto suave de mi abuela, el color de sus ojos, su dulce sonrisa y sus palabras. Me gusta la transparencia en el cristal, en la gente de a pie y en las

OTOÑO 🍁

Desconozco quién decide el cambio de estación, en un click ya es otoño, los días menguan, replegándose hacia media tarde.  Amanece distinto, los pájaros preparan su vuelo en busca de otras latitudes, hasta la brisa se alía con la horas; ya refresca al atardecer  y en las madrugadas. El estío da paso al otoño, le ofrece algunos rayos de sol, le regala, por unas horas, la claridad del mediodía, pero deja espacio a los vientos para que alivien las tardes de calor y enfríen las noches de septiembre. Octubre llega casi sin avisar,  helando la piel de los amantes,  sonrojando la fruta prohibida,  y coloreando la mirada del poeta,  El otoño viene abriendo en canal los atardeceres,  dando paso al color anaranjado,  o al ocre de otros frutos más inciertos.  Las nubes pasan deprisa, jugando con el viento,  las sombras se alargan,  los cipreces se preparan para honrar a los muertos,  las hojas yacen sobre el asfalto,  solo el viento las hace revivir por un leve instante.  Noviembre dará paso al i