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Mostrando entradas de noviembre, 2018

Desafío...

Hemos perdido el miedo a la rutina, nos acurrucamos como niños entre las mantas del viejo sofá.  A ratos, un par de miradas sin mediar palabra, solo saber que estamos, evitar a la memoria el esfuerzo de recordar la forma de tu boca, la nívea claridad de tus canas asomando entre los rizos, donde se enredan mis dedos todavía. Hemos aprendido a entrelazar los pies, a unir nuestras piernas mientras nos rinde el sueño; nudos corredizos, bajo la levedad del plumón de invierno. Mi cabeza en el hueco de tu pecho, tu brazo que rodea mis huesos, las palabras de amor antes de dormir, esas que mecen los días difíciles, la sonrisa, el mejor remedio de todos los males. En el sueño, no somos más que el calor de los cuerpos desafiando al invierno y la costumbre. Carmen Martagón ©

Desterrados

He desterrado la tristeza de los pliegues donde permanecía guardaba, la hice salir de los recodos de mi cuerpo, andaba escondida, al acecho de un minuto de tiempo. … Agazapada, esperando libertad para volverme ciega. He puesto freno al dolor inválido, la rabia incesante que me atrapa ante los falsos amigos, ante las medias verdades o las verdades a medias. He puesto distancia entre mi piel y el resquemor de las dudas, los celos, las envidias, las listas que enumeran errores del pasado, la frialdad en la mirada, la sonrisa forzada del político inepto, la política falsa o la falsa política. Ya no anhelo buscar la mirada que viene a legitimar mi nombre, la rúbrica que dará por válidos mis sueños; no espera el corazón la palmada en el hombro, la palabra de aliento, la disculpa más vana, la más vana disculpa. No soy la perfección, ni la gracia me inunda como agua del deshielo, Puedo ser la más débil ante las circunstancias, pero puedo no serlo, si el dolor

Mitades

Te enseñaron que eres solo una mitad ... a la búsqueda incesante de la parte que encaje, el jugo que espera otro jugo, la piel que anhela otra piel, la nata sobre las nueces, los cuchillos y el pan, las olas y la arena, la luna y el mar. Te dijeron que el destino te traería esa parte necesaria, para caminar con rumbo. te contaron que las almas se buscan, por los siglos de los siglos, que eres ser incompleto sin esa otra mitad. Te contaron un cuento de medias verdades, medios amores, medias personas, vidas a medias. No necesitas nadie que vista azul y rojo y te eleve a las nubes, no precisas una prueba del zapato que dicen de cristal, no te falta mitad alguna, eres un ser completo. Otros seres completos podrán abrazar tus días, otros seres completos podrán velar tus noches y compartir tus sueños. En esa rueda intensa donde envuelves la vida, encajarás tu cuerpo con los que te rodean, buscarás acomodo donde no hay solución, te sentarás despacio en terrenos bal

NO

Tengo la piel forjada de lágrimas, por todas las mujeres que me precedieron, por el sudor de los hombres honrados que portaron la sangre que recorre mi cuerpo. Heredé, este iris oscuro de todos los niños que ya perecieron, y volaron sin dar unos pasos; infantes de pecho, presos del destino marcharon sin probar el regazo materno. Bombea mi corazón la sangre de los justos, de los injustos, los nobles, los callados, los borrachos, los infames; lleva el torrente de este río, el grito ahogado de las luchadoras, las dolientes, las calladas, las malvadas, las brujas de corazón blando. Fui forjada a martillo con el metal inoxidable de mis antepasados, con lo bueno y lo malo del hierro ardiente que fluye en la fragua, con los clavos rompientes de la vieja madera en las riberas del mundo. Llevo tatuados en la piel, los vientos de poniente y las aguas del río; se enredaron en mis negros cabellos la oscuridad de los cielos sin luna, los ecos de las minas y el dolor agrio que

Locura

Se ha llenado de nubes mi cabeza en esta soledad que desespera, no le encuentro sosiego a los días, entre tanta espesa niebla que me atrapa; siento que muero, bajo la luz mortecina de una vida que no me pertenece. Las dudas, siempre presentes, el llanto, que parece agotarse, revive como arroyo en las montañas; regresan los fantasmas, los miedos, la impaciencia, las sombras que me acechan en silencio. El silencio. ¡Cuánto silencio! Demasiado silencio en cualquier parte. Los gritos que claman por salir, se ahogan enfilando la garganta, se quedan apretados en mi pecho, ahogando el corazón ente sollozos. Una algarabía las ideas, una tela de araña el pensamiento, dragones prendiendo todo en llamas: los recuerdos, las canciones de niña, los versos, las rimas y leyendas, los piratas y olmos, las lunas, y los mares desiertos. ¡Loca! Escondida de todas miradas ¡Loca! Con la mente desierta, me busco, trato de abandonar esto que llaman locura. Tal vez sea yo l