La última, la de la fila infinita en esta vida, a la que nunca llegan las bondades, la que siempre resuelve la partida, la que se queda en tablas o en el aire. La última, la que no espera confesarse tras la misa, la que olvida la hora en este baile, la que al perder se le olvidó la risa, la que olvida desaire tras desaire. La última, ni primero, segundo o tercer puesto, aunque solo sean tres en la contienda, la que nunca encuentra un buen asiento, la que siempre espera que la entiendan. Carmen Martagón ©
Herencias de mar, tierra, cielo, tiempo y sueños. Asómate a sentir... Palabras de mujer, nacidas de un puñado de vivencias. Directas desde mi corazón a tu corazón...