Pensé en que el vendaval estaba en mi interior, pero venía de fuera... Sopla el viento en las calles del alma, Sopla para esconder los versos que no escribo, los nubarrones que habitan el vacío, la tormenta que arrecia ante mis ojos, en este tiempo sin calma y sin descanso. Sopla el céfiro y desata los miedos, llevándose la neblina, avivando la llama, deteniendo el minutero en cada hora. Sopla, sopla más fuerte, ahogando la rabia que me habita, se ha apoderado del sentir, escondiendo la risa y el llanto. En cada soplo, en cada leve susurro puedo oírme lejana suplicando calma, ovillada en mi abrazo, buscando paz en el destierro, soñando con la brisa y el salitre, que me devuelva a un tiempo diferente. Pensé que el vendaval sonaba fuera y era mi corazón que desató la tormenta. Carmen Martagón Fotografía: Juana Martín
Herencias de mar, tierra, cielo, tiempo y sueños. Asómate a sentir... Palabras de mujer, nacidas de un puñado de vivencias. Directas desde mi corazón a tu corazón...