A ti, mujer de rostro serio y sonrisa franca, de manos surcadas de arrugas en el dorso y palmas suaves, caricias de vida. A tu vientre dador de auroras, acunador de madrugadas, rincón donde llorar las penas. A tus besos, sanadores de todas las heridas, a tu mirada comprensiva y vigilante. A ti, sostén de terremoto adolescente, andamio de cualquier desengaño, estructura de amor de mi familia, hormigón armado de cariño sin límites. Velar los años con ese mismo desvelo que ofreciste, tomar tu brazo y caminar por la arena de una playa, que las olas bañen nuestros sueños, los tuyos y los míos; los de los nuestros: madre. Carmen Martagón ©
Herencias de mar, tierra, cielo, tiempo y sueños. Asómate a sentir... Palabras de mujer, nacidas de un puñado de vivencias. Directas desde mi corazón a tu corazón...