Cáncer
Enlazar la vida y los sueños,
anudar los miedos,
buscar la claridad para seguir.
Se desboca el corazón en cada avance,
contar los días, los minutos, los segundos, las horas,
aprender a contar en sesiones
y arrancar las hojas del calendario
rememorando el rezo.
Encomendarse al universo, la ciencia, la fe o la esperanza.
Llorar y enfadarse a cada rato,
con la vida, con la muerte, con la suerte,
la buena o la mala que viene a buscarla,
y morir de miedo mientras la sonrisa se asoma a los labios.
Odiar la valentía, la guerra, la batalla,
la obligación de mantenerse en pie,
necesitar más que nunca el silencio,
el abrazo sanador y la verdad.
Necesitar, más que nunca, la esperanza
como único peso en la mochila
y avanzar.
Carmen Martagón ©
Ese es el camino, Martagona, el transitado por tantas personas que al escuchar el diagnóstico médico, creyendo escuchar una sentencia. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.