Nada nos pertenece,
ni en la vida, ni en la muerte.
Somos efímeros:
gota de agua,
flor cortada,
hierba de otoño,
hojas caducas,
viento del este.
Nos han prestado este tiempo indefinido,
no sabemos cómo ni #por qué,
ni sabemos cuánto ni cuándo,
y nos pasamos las horas, los minutos, los segundos:
airadas, ansiosos, expectantes,
somnolientas, celosos, aburridas,
impacientes, violentos, recelosas…
se nos pasan los instantes sin poder respirar
o inhalando a contratiempo.
Nada nos pertenece,
ni nuestra propia existencia,
estamos aquí
viviendo ausentes,
olvidando esas pequeñas cosas
que deberían importarnos de verdad.
Carmen Martagón
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