Hoy apareció, en el cajón revuelto del olvido, aquel recordatorio inmaculado de mi primera comunión. Es un cajón extraño, pareciera que está vivo; en su interior aguarda, esperando regresar a la vida, un viejo móvil desmontado, hay unas cuantas pilas ya gastadas, el blanco papel, con la receta de roscos de mi abuela, diez o doce botones de nácar y las gafas pequeñas, desechadas a golpes de estirón de adolescencia. Alguna vez guardé el antiguo libro de familia entre las piezas sueltas de los Lego, me olvidé de sus letras, de las páginas tristes donde aún reza, que nos habíamos casado, que tuvimos dos hijos, frutos de un amor real, un amor que estuvo vivo, antes de la revuelta de emociones en la que quedó lo nuestro. Encontré en el cajón un carnet viejo, de cuando alguna vez hice deporte, un lazo azul del último regalo de mi madre, ella sí es capaz de adivinar mi color favorito, conoce cómo me abrigo el cuello e...
Herencias de mar, tierra, cielo, tiempo y sueños. Asómate a sentir... Palabras de mujer, nacidas de un puñado de vivencias. Directas desde mi corazón a tu corazón...