Pido disculpas por las veces que amé aún sin esperanza,
por cada uno de los desaires que le hice a mi vida,
pido perdón a mis pies cansados de vagar sin rumbo en esos días difíciles,
a mis manos por soportar el frío de la ausencia,
a los besos que quedaron adosados a mis labios,
los que se perdieron sin probar comisuras ajenas.
Si alguna vez fui diferente fue por haberme perdido en las tinieblas,
por este desencuentro que me pasó factura
y me dejó a solas entre un montón de gente;
sí, alguna vez me sentí otra persona, irreconocible ante el espejo,
sí, más de una vez fui diferente.
Pido disculpas por esperar demasiado de mí,
demasiado de ti y de quienes nunca he conocido,
por cada palabra sin sentido, cada sonrisa sin ganas,
cada otra mejilla, cada mejilla.
Pido disculpas a los vientos que se llevaron las vocales,
a las páginas en blanco de mi último diario,
al vacío de mi vientre en noches de tormenta,
al vacío del alma que dejan mis letras.
Perdonen todos aquellos a los que nada tengo que decir,
a los que nada dicen mis palabras,
a todos aquellos,
y a los otros;
y a las otras.
Carmen Martagón ©
Hay disculpas que sobran, otras que no son necesarias. Otras duelen y se quedan vacías, siendo disculpad que nadie quiere.
ResponderEliminarPrecioso poema amiga!!!