Guardará la memoria de los míos ese tiempo feliz de la presencia,
las risas sin sentido,
o el cielo azul en días de playa.
Guardarán las horas de abecedario mal aprendido,
las cuentas de restar donde llevas más que traes,
donde sumas lágrimas,
y multiplicas caricias de consuelo.
Recordarán ese tiempo infinito de mi mano,
los rayos de sol calentando la vida,
los ladridos felices por el campo.
Quizás, rememoren instantes donde el agua atravesaba la montaña
y llegaba a nuestras manos como espejo,
la sierra, por febrero, que verdea,
en casitas blancas escondidas,
donde adivinar el vivir del interior.
Quizás nunca olviden mis palabras de aliento,
el amor compartido al calor del hogar y del abrazo,
la mano que empuja, la sonrisa que anima,
el consejo velado en confidencias.
Quizás, solo quizás, no olviden que les amé desde el alma,
como solo saben amar los que dan alas,
a quienes quieren emprender el vuelo.
Carmen Martagón ©
Bellísimo
ResponderEliminarMuchas gracias, corazón. Me alegro que te haya gustado. Besitos
EliminarQué bonito cómo expresas las emociones y el amor siempre de la mano de la Naturaleza. Precioso texto.
ResponderEliminarMuchas gracias. Me alegra que te guste. Besitos
EliminarNo albergues dudas, pues todo eso será fruto de temporada en su momento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo enorme.
EliminarPrecioso, querida Carmen. Un gusto leerte. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias.
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