He construido un muro donde esconder los miedos,
una muralla de almizcle que disimule el olor dulzón de la amargura,
el sabor agrio de la incertidumbre,
el rudo tacto de la duda,
o la brillante decepción de tu mirada ausente.
Se me antoja que fueron tus ojos color #chocolate
artífices de las mariposas en mi vientre,
culpables de todas las sonrisas,
responsables de la música que rondaba mi almohada.
La distancia, barrera insalvable del cariño,
fue culpable de la escarcha de los besos;
la espera, dejó sin #esperanza de futuro
los anhelos planeados;
nada es igual después de tu partida,
todo se ha vuelto más triste y gris,
más opaco.
He levantado el muro aquí, en el pecho,
intento proteger mi corazón, que se acelera
con el simple sonido de tu nombre.
Carmen Martagón ©
Enhorabuena por tu poema, con qué sutileza, abrazas al lector. Cariños y abrazos querida Carmen.
ResponderEliminar¡Por fin he descubierto al culpable de todas tus sonrisas! Un bellísimo poema, Martagona.
ResponderEliminarUn abrazo.