La memoria dibuja instantes tristes y oscuros
en noches lejanas donde todo era silencio.
La escena cambia a medida que la cuentas,
lo remoto le quita hierro al desamor.
Con el tiempo comienza el dulce sabor de reconocerte,
el emocionante camino de amarte.
Reconoces que, al principio, te invade una pena infinita,
duele percibirse en soledad,
es un lamento el abandono al que te han sometido,
te puede el desasosiego de futuro incierto,
y el futuro cierto en desamparo.
Con el paso de los días, llega el abrazo propio,
la sonrisa reconfortante frente al espejo,
la mirada hacia el infinito,
mientras saboreas la compañía de la luna en sus apariciones;
has aprendido a detenerte en el tintineo del hielo en tu licor favorito,
o te dejas sentir en el suave pelaje de tu perro a la izquierda.
Aprendes a estar en soledad,
te gusta, la sientes, la paladeas, la entiendes;
y sabes, que nunca vas a marcharte,
no mostrarás la cara oculta, como la luna
ni vas a derretirte como el hielo al calor del licor,
Estás ahí, escondida en tu cuerpo,
para enseñarte que debes aprender a ser, a sentir la soledad impuesta, tras la ruptura.
Pensaste abandonar,
pero el abandono significaba morir, y tú aún tenías muchas historias que contarte, mientras te disponías a #volar.
Carmen Martagón ©
"Te puede el desasosiego de futuro incierto, y el futuro cierto en desamparo." Ya no necesitas que te cuente que el futuro es un potro sin doma, un mineral irreductible y nada maleable que se modela en el hoy. El pasado es recuerdo y el futuro ese imprevisible fruto que puede ser dulce o ácimo.
ResponderEliminarHoy, este abrazo es de hoy.