Ir al contenido principal

Gélidos corazones

No encuentras calor
en la fría tundra, alojada en el alma de los desvalidos.
El sopor se pega en la frente,
aprieta los ojos,
la bilis descompone el vientre,
como si las mariposas se hubieran revuelto,
buscando salida.

No encuentras calor
en la fría cama de los engañados.
Cortan la piel, como fino cristal,
las mentiras que se han instalado en los labios.
El dolor adosado al pecho obliga a respirar despacio,
como si cada gota de aliento devolviera la vida.

No encuentras calor en los helados brazos de los solitarios,
la piel se acostumbra a la ausencia,
tanto que, a veces, el olvido se apodera de ella,
ya no responde erizandose ante el inminente abrazo desconocido.
El anhelo dibujó una coraza,
la espera dejó gélido el cuero y lo convirtió en hierro.

¿Cómo devuelvo el calor a esas vidas, heladas tras los alambres de espino?

No hay acomodo en el corazón de los poderosos,
las frías monedas, lo han escarchado todo.

Carmen Martagón ©

Comentarios

  1. ¡Bravo! Por lo general me gusta quienes están del lado de los últimos, pero si además está bellamente escrito, todavía el gusto es más refinado. Enhorabuena, Martagona.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

CANELA EN RAMA

"Canelita en rama eres mi niña bonita..".  Aquella tarde le vino a la memoria esa frase tan escuchada cuando pequeña. Estaba preparando un arroz con leche para sus nietos y había puesto los ingredientes sobre la mesa. El limón para echar la corteza en la leche, la canela en rama y el azúcar... De pequeña no sabia que significaba aquella frase que su abuela le decía, cada vez que preparaba arroz con leche o torrijas y usaba la canela como ingrediente. Ella siempre quería ser quien alcanzara, en la alacena de la cocina de su abuela, el bote de cerámica donde se guardaba la canela en rama. Para hacerlo se subía en la silla verde lacada, con finas patas de aluminio que parecía iban a romperse al sentarse, y se empinaba para llegar a él, siempre bajo la atenta mirada de la abuela. Cuando conseguía abrir el bote le pasaba las ramas de canela y su abuela repetía la frase acariciando su mejilla. - ¿ Qué significa eres canelita en rama mamá?.- Preguntó un día a ...

Pertenencia

Nada nos pertenece,  ni en la vida, ni en la muerte.  Somos efímeros: gota de agua,  flor cortada,  hierba de otoño,  hojas caducas,  viento del este.  Nos han prestado este tiempo indefinido,  no sabemos cómo ni #por qué, ni sabemos cuánto ni cuándo,  y nos pasamos las horas, los minutos, los segundos: airadas, ansiosos, expectantes,  somnolientas, celosos, aburridas,  impacientes, violentos, recelosas…  se nos pasan los instantes sin poder respirar o inhalando a contratiempo.  Nada nos pertenece, ni nuestra propia existencia,  estamos aquí  viviendo ausentes,  olvidando esas pequeñas cosas  que deberían importarnos de verdad.  Carmen Martagón 

EXTRAÑARTE

Nos adelantó la #muerte por la izquierda,  no la vimos llegar aún presintiéndola,  nos dejó sin palabras, sin el abrazo suave al despedirnos,  sin ese tiempo justo y necesario donde dejarte ir,  para extrañarte.  No se quien inventó la “ley de vida” ni que ley viene a negarme tu presencia,  un tiempo más, algunos pocos años,  hubieran sido pocos en mis días. Sigo llorando al paso de los años  sigo extrañando ser, estar y haber estado,  no me acostumbro a este silencio de tu muerte,  ni a este llamarte a gritos de mi vida.  Carmen Martagón