No me pertenece el verso que exhala mi boca,
pertenece a esa vida que me va desangrando,
ese vivir distinto que nunca se equivoca,
cada gota de aliento como verso contado.
pertenece a esa vida que me va desangrando,
ese vivir distinto que nunca se equivoca,
cada gota de aliento como verso contado.
No es mío el alarido que traspasa mi pluma,
ni la letra plagiada que atraviesa los tiempos,
no son de los mortales los reflejos de luna,
ni esos amaneceres que parecen un sueño.
Nunca podré reclamar por el hilvan de anhelos
tejidos con los hilos de un negro
pensamiento,
ni por esos suspiros que provocan mis versos
a seres solitarios, sin relojes ni tiempo.
Sólo es mío mientras sigue dormido aquí en el alma
y se va deshaciendo entre signos y letras,
cuando vuela a tus manos y te quiebra la calma
se licua con tu sangre o estalla entre tus piernas.
Carmen Martagón ©
Foto: Rocio Escudero ©
ni la letra plagiada que atraviesa los tiempos,
no son de los mortales los reflejos de luna,
ni esos amaneceres que parecen un sueño.
Nunca podré reclamar por el hilvan de anhelos
tejidos con los hilos de un negro
pensamiento,
ni por esos suspiros que provocan mis versos
a seres solitarios, sin relojes ni tiempo.
Sólo es mío mientras sigue dormido aquí en el alma
y se va deshaciendo entre signos y letras,
cuando vuela a tus manos y te quiebra la calma
se licua con tu sangre o estalla entre tus piernas.
Carmen Martagón ©
Foto: Rocio Escudero ©
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