Y volví a mirarme en el agua que corre,
ese espejo claro que me trajo el río,
sentí de nuevo la frescura del agua
no supe distinguir dolor o escalofrío.
Y volví a soñar con el mar de mi alma,
con las espumas que me ofrecen las olas,
sumergí mi vida entre las frías aguas
y me dormí al compás de las caracolas.
Llegué a la vida en el cobijo del agua
desde el mar de tu vientre madre, tierno,
sentir el latido de dos corazones
y acurrucarme en tí esperando mi tiempo.
Y sigo aquí, rodeada de agua y aún viva,
soñando ser mar, espuma blanca y olas,
saltando en esta orilla que me quema,
mirando al horizonte, sintiendo a solas.
Carmen Martagón ©
con las espumas que me ofrecen las olas,
sumergí mi vida entre las frías aguas
y me dormí al compás de las caracolas.
Llegué a la vida en el cobijo del agua
desde el mar de tu vientre madre, tierno,
sentir el latido de dos corazones
y acurrucarme en tí esperando mi tiempo.
Y sigo aquí, rodeada de agua y aún viva,
soñando ser mar, espuma blanca y olas,
saltando en esta orilla que me quema,
mirando al horizonte, sintiendo a solas.
Carmen Martagón ©
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