Duele ver la foto. ¡Claro que duele! Preferimos no mirarla para no vernos reflejados en ella. A mí me recuerda que pueden ser los míos, que una guerra no debe ser algo ajeno por muchos kilómetros que nos separen.
Ven que te lave la cara,
que te acuden mis brazos culpables,
que no saben secarte las lágrimas.
Soy culpable de cerrar la boca,
de pelear por dentro
y no presentar batalla más allá de las tripas.
Soy culpable de ondear
una bandera blanca teñida de sangre
y no exigir que dejen de mancharla con los inocentes.
Soy culpable de no pisar las aceras
para gritar que terminen las guerras
y romperle a gritos la seguridad al poderoso.
Soy culpable de este egoísmo
que corrompe las vidas cotidianas,
de mirar a otro lado y pensar sólo en mí.
Sólo sé gritar bajo este techo,
en esta luz de la pantalla,
bajo estas vigas que hoy protegen a los míos.
Hoy, pero ¿y mañana?
Carmen Martagón ©
de pelear por dentro
y no presentar batalla más allá de las tripas.
Soy culpable de ondear
una bandera blanca teñida de sangre
y no exigir que dejen de mancharla con los inocentes.
Soy culpable de no pisar las aceras
para gritar que terminen las guerras
y romperle a gritos la seguridad al poderoso.
Soy culpable de este egoísmo
que corrompe las vidas cotidianas,
de mirar a otro lado y pensar sólo en mí.
Sólo sé gritar bajo este techo,
en esta luz de la pantalla,
bajo estas vigas que hoy protegen a los míos.
Hoy, pero ¿y mañana?
Carmen Martagón ©
TODOS SOMOS CULPABLES
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