Me espera el cieno en aquella carretera,
caminaré despacio, con paso firme,
la mirada serena y el alma errante.
Me guiarán las palabras que no escribo,
los sueños que llevo en el bolsillo,
los amores pasados, los momentos vividos,
y seguirá mis pasos el olvido.
Puede que me pierda en el trayecto,
que el lodo me limite y me retenga,
pero voy a seguir porque me esperan,
esas nuevas veredas que hoy no encuentro.
Carmen Martagón Enrique ©
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