Cuando
tomaba el tren de cercanías ella ya estaba sentada bajo la primera
ventana. El pelo negro, la piel oscura, con las gafas de sol siempre
puestas y un libro sobre su falda tableada. Tenía un modo extraño de
tocar las páginas que a Pablo le llamó la atención desde el principio;
pasaba las yemas de los dedos de izquierda a derecha con mucha suavidad.
Al cumplir los cinco años, el niño le pidió a su madre, como regalos, unas botas de su futbolista favorito, un balón de la Liga Profesional y un libro para poder acariciarlo...
Texto y foto: Carmen Martagón ©
Al cumplir los cinco años, el niño le pidió a su madre, como regalos, unas botas de su futbolista favorito, un balón de la Liga Profesional y un libro para poder acariciarlo...
Texto y foto: Carmen Martagón ©
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