Cierro los ojos y te recuerdo peinando mi pelo
con la dulzura de tus manos de abuela,
siento tu olor a colonia fresca
como cuando te abrazaba
para darte los buenos días...
con la dulzura de tus manos de abuela,
siento tu olor a colonia fresca
como cuando te abrazaba
para darte los buenos días...
Cierro los ojos y te veo a mi lado,
afanada en pelar las patatas para el almuerzo,
no se van los más simples recuerdos,
se me quedaron esos
la radio de color celeste,
la novela que sonaba en ella
tu pelo blanco y suave...
tu risa contagiosa y
la intensa luminosidad de tus ojos.
Se me quedó tu recuerdo de abuela
agarrado en los mechones del alma,
se me quedó tu cariño de mamabuela,
lo demás quedó en el olvido
porque la enfermedad te llevó
muchos años atrás,
mucho antes de que te marcharas.
Te quiero Carmen Caleza, mi vieja, mi abuela...
No hay día que no te recuerde.
Texto y foto: Carmen Martagón
afanada en pelar las patatas para el almuerzo,
no se van los más simples recuerdos,
se me quedaron esos
la radio de color celeste,
la novela que sonaba en ella
tu pelo blanco y suave...
tu risa contagiosa y
la intensa luminosidad de tus ojos.
Se me quedó tu recuerdo de abuela
agarrado en los mechones del alma,
se me quedó tu cariño de mamabuela,
lo demás quedó en el olvido
porque la enfermedad te llevó
muchos años atrás,
mucho antes de que te marcharas.
Te quiero Carmen Caleza, mi vieja, mi abuela...
No hay día que no te recuerde.
Texto y foto: Carmen Martagón
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