Nada nos pertenece, ni en la vida, ni en la muerte. Somos efímeros: gota de agua, flor cortada, hierba de otoño, hojas caducas, viento del este. Nos han prestado este tiempo indefinido, no sabemos cómo ni #por qué, ni sabemos cuánto ni cuándo, y nos pasamos las horas, los minutos, los segundos: airadas, ansiosos, expectantes, somnolientas, celosos, aburridas, impacientes, violentos, recelosas… se nos pasan los instantes sin poder respirar o inhalando a contratiempo. Nada nos pertenece, ni nuestra propia existencia, estamos aquí viviendo ausentes, olvidando esas pequeñas cosas que deberían importarnos de verdad. Carmen Martagón
Nos adelantó la #muerte por la izquierda, no la vimos llegar aún presintiéndola, nos dejó sin palabras, sin el abrazo suave al despedirnos, sin ese tiempo justo y necesario donde dejarte ir, para extrañarte. No se quien inventó la “ley de vida” ni que ley viene a negarme tu presencia, un tiempo más, algunos pocos años, hubieran sido pocos en mis días. Sigo llorando al paso de los años sigo extrañando ser, estar y haber estado, no me acostumbro a este silencio de tu muerte, ni a este llamarte a gritos de mi vida. Carmen Martagón