Ir al contenido principal

INFIEL


 INFIEL


Abro la puerta despacio, me descalzo en el pasillo y dejo las llaves sobre el recibidor. Avanzo unos pasos hasta entrar al salón. La luz de la calle ilumina el ramo de rosas rojas sobre la mesa. Acaricio los pétalos con suavidad para no dañarlos. La yema del dedo meñique se engancha en las espinas, siento el arañazo e instintivamente me llevo el dedo a la boca. Ese gesto me hace pensar en la noche vivida. Solo es sexo, sexo del bueno, sexo salvaje. Física, química, matemáticas y todas las ciencias puras entre las sábanas.

Miro la nota que acompañaba al ramo, la firma de mi marido bajo la felicitación de cumpleaños. Su letra perfecta, impoluta, delicada. Mi marido viaja constantemente por negocios, yo sigo con mis clases de español para extranjeros. Él suele bromear con la libertad que me deja para tener una aventura, aquí, en esta ciudad llena de extranjeros. Yo le reprocho su ausencia.

John, Richard, Frank, Paul… forman parte de mis conquistas desde que me tomé en serio sus bromas. Steve fue el primero, apenas veinte años, recién llegado, tímido y terriblemente atractivo. Paul, mi holandés errante, ha sido mi mejor conquista. No he sentido una atracción así por nadie. Desde el primer polvo, en el diminuto lugar donde imparto las clases, no puedo dejar de pensar en su cuerpo, los besos recorriendo mi piel sin dejar resquicio. Me excito al rememorar esos momentos. Instintivamente me muerdo el labio inferior pensando en el deseo de lo prohibido. ¡Es tan excitante…! Solo es sexo, me digo. Pero, ni yo mismo me lo creo.

Vuelvo a mirar la nota: Pd: “Te amo, Salvador. París no es el mismo sin ti”.

Tampoco Madrid será el mismo sin mí… Abro el ordenador y tecleo: vuelos a Holanda.


Carmen Martagón 

Comentarios

Entradas populares de este blog

CANELA EN RAMA

"Canelita en rama eres mi niña bonita..".  Aquella tarde le vino a la memoria esa frase tan escuchada cuando pequeña. Estaba preparando un arroz con leche para sus nietos y había puesto los ingredientes sobre la mesa. El limón para echar la corteza en la leche, la canela en rama y el azúcar... De pequeña no sabia que significaba aquella frase que su abuela le decía, cada vez que preparaba arroz con leche o torrijas y usaba la canela como ingrediente. Ella siempre quería ser quien alcanzara, en la alacena de la cocina de su abuela, el bote de cerámica donde se guardaba la canela en rama. Para hacerlo se subía en la silla verde lacada, con finas patas de aluminio que parecía iban a romperse al sentarse, y se empinaba para llegar a él, siempre bajo la atenta mirada de la abuela. Cuando conseguía abrir el bote le pasaba las ramas de canela y su abuela repetía la frase acariciando su mejilla. - ¿ Qué significa eres canelita en rama mamá?.- Preguntó un día a ...

Pertenencia

Nada nos pertenece,  ni en la vida, ni en la muerte.  Somos efímeros: gota de agua,  flor cortada,  hierba de otoño,  hojas caducas,  viento del este.  Nos han prestado este tiempo indefinido,  no sabemos cómo ni #por qué, ni sabemos cuánto ni cuándo,  y nos pasamos las horas, los minutos, los segundos: airadas, ansiosos, expectantes,  somnolientas, celosos, aburridas,  impacientes, violentos, recelosas…  se nos pasan los instantes sin poder respirar o inhalando a contratiempo.  Nada nos pertenece, ni nuestra propia existencia,  estamos aquí  viviendo ausentes,  olvidando esas pequeñas cosas  que deberían importarnos de verdad.  Carmen Martagón 

EXTRAÑARTE

Nos adelantó la #muerte por la izquierda,  no la vimos llegar aún presintiéndola,  nos dejó sin palabras, sin el abrazo suave al despedirnos,  sin ese tiempo justo y necesario donde dejarte ir,  para extrañarte.  No se quien inventó la “ley de vida” ni que ley viene a negarme tu presencia,  un tiempo más, algunos pocos años,  hubieran sido pocos en mis días. Sigo llorando al paso de los años  sigo extrañando ser, estar y haber estado,  no me acostumbro a este silencio de tu muerte,  ni a este llamarte a gritos de mi vida.  Carmen Martagón