Las #dunas de mi cuerpo te esperan,
ansiosas de tus manos,
avanzan al ritmo del deseo,
cobijo de algodón la madrugada.
La piel, como la arena, memoriza el tacto que la altera,
se renueva al instante,
esperando de nuevo la caricia,
la emoción de recibir, sin dar a cambio.
Regresas a mí,
cual viento de poniente que me arrastra,
para alterar mi tiempo,
descentrar mi ritmo,
detener el avance de mis días
y refrescarme entera,
como el vaivén de las olas en la orilla.
Cuando te marchas, me quedo recordando el calor de tu cuerpo,
añorando tu presencia aquí a mi lado,
esperando tu vuelta inesperada,
como inesperado el viento.
Carmen Martagón ©
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La piel es sumamente agradecida y no olvida jamás ese tacto delicado que dibuja caricias.
ResponderEliminarUn abrazo.