No quiero banderitas blancas que ondeen orgullosas
sobre la roja sangre de los caídos,
ni pretendo tratados de Paz
firmados en la espalda de los fusilados.
sobre la roja sangre de los caídos,
ni pretendo tratados de Paz
firmados en la espalda de los fusilados.
No quiero esas mesas redondas
donde se alaban los elegidos,
donde deciden levantar fronteras,
lavar zancadillas o abordar pateras
ya vengan de Siria, de Italia o Armenia.
No quiero más muñecos rotos,
más niños sin alma,
más lágrimas nuevas,
detesto a los que venden armas,
a cambio de un mundo lleno de fronteras.
Recelo en todos vosotros
la negra avaricia,
la oscura indecencia
tras vuestras corbatas,
me horroriza pensar que mi voto
os da libertad
para no escuchar lo que el mundo clama.
No he venido a pedir un poco de Paz,
un trozo de fe o esa libertad que tantos esperan,
hoy sólo he venido a exigir
un mundo sencillo
plagado de instantes que valgan la pena.
Carmen Martagón ©
donde se alaban los elegidos,
donde deciden levantar fronteras,
lavar zancadillas o abordar pateras
ya vengan de Siria, de Italia o Armenia.
No quiero más muñecos rotos,
más niños sin alma,
más lágrimas nuevas,
detesto a los que venden armas,
a cambio de un mundo lleno de fronteras.
Recelo en todos vosotros
la negra avaricia,
la oscura indecencia
tras vuestras corbatas,
me horroriza pensar que mi voto
os da libertad
para no escuchar lo que el mundo clama.
No he venido a pedir un poco de Paz,
un trozo de fe o esa libertad que tantos esperan,
hoy sólo he venido a exigir
un mundo sencillo
plagado de instantes que valgan la pena.
Carmen Martagón ©
Comentarios
Publicar un comentario