Te acercas a mi orilla despacito,
con ese vaivén apaciguado de las olas,
el viento se dió cita en este encuentro,
llegó para escucharnos palpitar,
tú mi cálido mar, mi anhelo cada invierno,
yo musa al caminar, hasta tu centro.
Mis pies que te añoraron este tiempo
y cada palmo de mi piel que te esperaba
se nutren hoy sin miedo de tu abrazo,
del verde de tu fondo, de tu brillo de plata,
de la fresca sensación que encoge el alma
y que me seguirá cuando me vaya.
Cuando me vaya...
y ya no pueda verme en tu reflejo
y el calor de este sol no me acompañe,
me quedaré dormida y en silencio,
escuchando el rumor de tu oleaje...
Texto y foto: Carmen Martagón ©
y cada palmo de mi piel que te esperaba
se nutren hoy sin miedo de tu abrazo,
del verde de tu fondo, de tu brillo de plata,
de la fresca sensación que encoge el alma
y que me seguirá cuando me vaya.
Cuando me vaya...
y ya no pueda verme en tu reflejo
y el calor de este sol no me acompañe,
me quedaré dormida y en silencio,
escuchando el rumor de tu oleaje...
Texto y foto: Carmen Martagón ©
Comentarios
Publicar un comentario