Tengo en la piel la sabiduría de los años,
las cicatrices de los besos a escondidas,
de las quimeras guardadas esperando...
Asoma, en esta media sonrisa,
la rabia que se llevó mis miedos,
la risa que saqué del espanto,
ese secreto que sólo sabe el viento,
porque sólo al viento lo he contado.
Se me escapan por las manos las vivencias,
por los dedos las cuentas que no he echado,
se esfuman los años y las penas,
aunque siga el dolor en mi costado.
Tengo los ojos plagados de miradas tiernas,
de lágrimas que no se han derramado,
tengo el alma de mujer, el corazón de estrella,
y ese quiebro en la voz que se rompe en un fado.
Tengo en la piel grabada a fuego lento,
la melancolía y el cruel desengaño,
pero me pinto esta media sonrisa
y me subo al escenario de la vida
a disfrutar cada escena tranquila, sin miedo, sin prisa..
Carmen Martagón ©
Foto: Rocío Escudero ©
la rabia que se llevó mis miedos,
la risa que saqué del espanto,
ese secreto que sólo sabe el viento,
porque sólo al viento lo he contado.
Se me escapan por las manos las vivencias,
por los dedos las cuentas que no he echado,
se esfuman los años y las penas,
aunque siga el dolor en mi costado.
Tengo los ojos plagados de miradas tiernas,
de lágrimas que no se han derramado,
tengo el alma de mujer, el corazón de estrella,
y ese quiebro en la voz que se rompe en un fado.
Tengo en la piel grabada a fuego lento,
la melancolía y el cruel desengaño,
pero me pinto esta media sonrisa
y me subo al escenario de la vida
a disfrutar cada escena tranquila, sin miedo, sin prisa..
Carmen Martagón ©
Foto: Rocío Escudero ©
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