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Led...



          El señor Led no era una bombilla cualquiera, formaba parte del precioso decorado que alumbraba las calles por Navidad; pero a él le hubiera encantado ser una estrella y acompañar de cerca a la luna, cada noche, en sus salidas. 

           Por la mañana se dormía cansado, agotado de dar luz a la avenida principal de aquella gran ciudad y a media tarde, cuando despertaba, justo antes del momento de encenderse, miraba al cielo para cerciorarse si ya había salido la luna a saludarle. En su afán por descubrirla no veía las miles de luces a su alrededor, tampoco se fijaba en los cientos de carteles, que lucían sobre los escaparates de las hermosas tiendas decoradas para Navidad, supermercados, restaurantes o bazares que hacían las delicias de los transeúntes.

           Hoy tampoco prestó atención al verde brillante de los semáforos o a las farolas, que empiezan a encenderse poco antes que él y sus compañeros o compañeras.

           La noche anterior su amada lució brillante y hermosa, haciendo sombra a todas las luces del mundo y él la busca entre los enormes edificios que se alzan a los laterales de la avenida. Hay días en los que los altos bloques de la urbe le impiden verla con claridad y sólo ve su reflejo entre las paredes de hormigón. 

           Algunas noches, sueña despierto que logra zafarse del cable que lo sujeta a aquel adorno navideño enorme. Se ve a sí mismo caer sobre los jardines y quedarse allí agazapado... Cuando la Navidad termine podrá seguir mirándola enamorado...

¿Conseguirá su sueño?

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CANELA EN RAMA

"Canelita en rama eres mi niña bonita..".  Aquella tarde le vino a la memoria esa frase tan escuchada cuando pequeña. Estaba preparando un arroz con leche para sus nietos y había puesto los ingredientes sobre la mesa. El limón para echar la corteza en la leche, la canela en rama y el azúcar... De pequeña no sabia que significaba aquella frase que su abuela le decía, cada vez que preparaba arroz con leche o torrijas y usaba la canela como ingrediente. Ella siempre quería ser quien alcanzara, en la alacena de la cocina de su abuela, el bote de cerámica donde se guardaba la canela en rama. Para hacerlo se subía en la silla verde lacada, con finas patas de aluminio que parecía iban a romperse al sentarse, y se empinaba para llegar a él, siempre bajo la atenta mirada de la abuela. Cuando conseguía abrir el bote le pasaba las ramas de canela y su abuela repetía la frase acariciando su mejilla. - ¿ Qué significa eres canelita en rama mamá?.- Preguntó un día a ...

Pertenencia

Nada nos pertenece,  ni en la vida, ni en la muerte.  Somos efímeros: gota de agua,  flor cortada,  hierba de otoño,  hojas caducas,  viento del este.  Nos han prestado este tiempo indefinido,  no sabemos cómo ni #por qué, ni sabemos cuánto ni cuándo,  y nos pasamos las horas, los minutos, los segundos: airadas, ansiosos, expectantes,  somnolientas, celosos, aburridas,  impacientes, violentos, recelosas…  se nos pasan los instantes sin poder respirar o inhalando a contratiempo.  Nada nos pertenece, ni nuestra propia existencia,  estamos aquí  viviendo ausentes,  olvidando esas pequeñas cosas  que deberían importarnos de verdad.  Carmen Martagón 

EXTRAÑARTE

Nos adelantó la #muerte por la izquierda,  no la vimos llegar aún presintiéndola,  nos dejó sin palabras, sin el abrazo suave al despedirnos,  sin ese tiempo justo y necesario donde dejarte ir,  para extrañarte.  No se quien inventó la “ley de vida” ni que ley viene a negarme tu presencia,  un tiempo más, algunos pocos años,  hubieran sido pocos en mis días. Sigo llorando al paso de los años  sigo extrañando ser, estar y haber estado,  no me acostumbro a este silencio de tu muerte,  ni a este llamarte a gritos de mi vida.  Carmen Martagón