Me duele tu ausencia,
partió tu tren hacia otros brazos
y el paisaje vistió de despedida.
Quedó fría la estación, helado tu recuerdo,
se durmió el sonido alegre de mi tren,
se elevó el paso a nivel de nuestro tiempo,
yo me he quedado atrás, durmiendo sin querer,
soñando un beso.
Las traviesas juegan a buscar ausentes,
ya fueron testigos de otras despedidas,
no me avisan si volverás, si vas o vienes,
hasta el alma del carril nota mi herida,
oscuro túnel mi adiós, si ya no vuelves.
No son del reloj las agujas que esperan
ni es su corazón el que sufre el destino
tomaste sin pensar un sendero cualquiera,
fue tu tren que partió buscando otro camino.
Hoy soy como un balasto fuera de la vía,
como el hierro que aguanta la carga más pesada,
soy un alma errante que ha cogido la vida,
que pide ventanilla para echar la mirada,
soy quien se sube al tren sin una despedida.
Carmen Martagón ©
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