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Ganar la guerra

No me robes la paz de los momentos,
no me robes los gritos en silencio,
no me robes las miradas pérdidas,
no te lleves mi inocencia dormida.

No son tuyas mis carnes doloridas,
mis lágrimas calladas, mis heridas.
No son tuyas mis manos, ni mi espalda
y no es tuya mi vida... ni mi alma.

Te has llevado mi risa, el brillo en la mirada,
los sueños de una niña, la vida soñada.
Te has llevado la paz de mis mayores,
la chispa de mis ojos, mis amores.

No perdono el tiempo que he perdido
la pena impuesta, el daño y el olvido,
haber estado sola en esta cárcel sin salida
cada minuto perdido, cada hora no vivida...

No me perdono esta ceguera,
este dar tantas vueltas, esta espera,
esperando un milagro que no llega
esperando una paz, una quimera... 

No me perdono, haber querido así sin poner trabas
ser sólo la mujer que tú esperabas
y no ser quien no fui, no ser quien era
y no siendo... perdí la vida entera. 

No dejaré ni un solo recuerdo del pasado
escondido en la mujer que soy ahora,
recordar cada día me da fuerza,
me ayuda a no olvidar, hora tras hora,
que gané una batalla, no la guerra...


Texto y fotos: Carmen Martagón ©

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