Rocío le robó un instante a la Sierra, a un pueblo blanco, de calles estrechas y empinadas, llenas de piedras primorosamente colocadas... Le robó un instante a la vida cotidiana de un rincón precioso, un rincón que en Otoño se viste de verdes y marrones, robando el protagonismo al azul del cielo y al blanco de las casas. Y ese instante, se llenó de versos en mi cabeza, de juegos de niños, charlas entre madres e hijas, momentos de ayer y de siempre, que nunca deberían perderse en los rincones de nuestra tierra. Cualquier rincón merece la pena, y merece ser visto, sentido y vivido. Podría ser cualquier rincón de nuestra Andalucía, pero en este caso es Huelva, su sierra, sus pueblos con olor a jara, a chimenea, a leña de encina, a tocino, jamón y pan de leña. Es Huelva, con su Sierra llena de puestas de sol, atardeceres, riachuelos que susurran en los oídos del viajante. Es Huelva, mi tierra, mi sierra, mi alma, la tierra de mi Herencia, mi mar y...
Herencias de mar, tierra, cielo, tiempo y sueños. Asómate a sentir... Palabras de mujer, nacidas de un puñado de vivencias. Directas desde mi corazón a tu corazón...