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Estuve dormida.




Me dormí con el tiempo,
con la monotonía de las horas inciertas,
con la soledad de las horas contadas.
Me perdí los colores,
las canciones, los versos,
no ví el amanecer tantas veces vivido,
ni vi el atardecer tanto tiempo añorado.

Me dormí...
encerrada en ese mundo extraño
arropada con mis pensamientos,
...y aún temblando de frío,
no supe abandonar aquel mal sueño.

Cerré los ojos al mundo,
sin extrañar las risas,
ni el amor, ni los besos,
las miradas más tiernas
o ese "cuanto te quiero".

No ví que me dormía
que me estaba perdiendo,
que ya no era la misma,
por no ver no vi en sueños
que algo estaba muriendo
que me olvidé la risa...

Me olvidé de las notas que te elevan el alma.
de los rojos, naranjas, amarillos y blancos
de las aguas en calma,
del olor de la brisa que me trae la marea
me olvidé de la vida
de vivirla siquiera...

Me dormí...
y dejé pasar el tiempo en un instante,
me olvidé de respirar y sentir
me olvidé de ser la que era antes.

Me dormí...
me costó despertar y abrir mi mente
y mirar mas allá, ver diferente
y empezar a ser yo
y estar despierta
ver del amanecer la luz que llega.

Me costó despertar,
ser a la vez alba y ocaso,
mañana, atardecer, viento y remanso...



Texto y fotos: Carmen Martagón  ©

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