El teléfono
Le cegó la intensa luz que le llegaba de las viejas ventanas, esas que le ayudaron a mantenerse en el mundo real. Se incorporó y quedó sentado en el borde de la cama, los brazos a los lados, las manos sobre el colchón. Miró las camas de la habitación que compartía con otros reclusos, enfrentadas, como sus pensamientos, sus sentimientos, su alma y su cuerpo. En otro lugar sonaba un teléfono, miró el que tenía junto a la cama, aquel viejo aparato nunca hizo ni una sóla llamada de entrada ni de salida.
Se levantó, dió unos pasos y se volvió a mirar, desde la distancia, aquel rincón de su última vida. Una vida plagada de locura, desengaños, de todo lo malo que había en su cabeza. Justo entonces, sonó el teléfono, una vez o dos.. no supo si en su mente.
Texto y foto: Carmen Martagón ©
Estudio de fotografía
Ana limpiaba a diario el estudio y lo dejaba perfecto para la sesión siguiente. Le sorprendió ver la cama y el ventilador, las sábanas revueltas dejaban voluntad a la imaginación...
- ¡Una sesión de fotos excitante!. - Pensó Ana..
Bellas modelos desnudas sobre la cama, apenas cubiertas por una sábana... Se imaginó a si misma posando, en posturas casi imposibles. Imaginó caricias y besos sobre la cama y el incesante click de la cámara de Marcos a una velocidad de vértigo..
Sobre la mesa de trabajo una carpeta con unas letras negras que la llevaron a la cruel realidad del reportaje: Esclavas, maltratos, rapto, prostitución...
Texto y foto: Carmen Martagón ©
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