Escupirle a esa muerte que llega a destiempo,
nos coje por sorpresa y desordena los días, las horas, los minutos y el alba.
Echarle en cara la rabia contenida, el llanto que no cesa,
ese instante extraño y detenido, sin más,
sin previo aviso.
Escupirle a esa muerte que decide apagarnos,
despojarnos de toda la riqueza poseída,
de la verdad, y los más hondos secretos que guardamos,
en la efímera existencia que nos toca.
Gritarle que ha llegado contra natura,
a contra tiempo, frente a nuestro propósito de eternidad mal asumida.
Gritarle sin consuelo ni temor, hasta desgañitar los sentimientos,
vomitar la pena
y cerrar, al fin, los ojos, entendiendo
que llegamos atados a un delicado hilo,
con el regalo sutil de la existencia.
"Contra natura, me dices,
no sabes cuán natural es mi propósito,
cuanto de natural tiene esa vida
que mal cuentas en siglos y hasta en lustros,
pensando que te he dado eternidad,
cuando mi ofrecimiento fue exprimirla".
Carmen Martagón ®
#poember2021
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