El término ilusión se refiere a una percepción o interpretación errónea de un estímulo externo real. Este tipo de interpretaciones ha llevado, a muchos autores, a definir las ilusiones como: el resultado de la combinación de poca claridad perceptiva y un estado emocional intenso. También, se puede definir como la Esperanza, cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo.
Los profesionales de la psicología la estudiamos como un síntoma de algunos trastornos y, sin embargo, es un término cada vez más extendido que nos habla de situaciones maravillosas: emociones, esperanza, futuro, inocencia, fantasía...
Ponemos ilusión en el amor, en el embarazo, un trabajo. Vivimos la ilusión de la Navidad, la de la noche más mágica del año, cuando los Magos llenan las calles de caramelos y las casas de juguetes
Se tiene ilusión, se ofrece ilusión, te ilusionas, esperas ilusionado o ilusionada un regalo, una fiesta, el regreso de quien está lejos.
Vivimos por y para una ilusión o para más ilusiones. Los gurus del bienestar, la sabiduría y el universo nos dirían que no es posible vivir sin ilusiones. Ellos y ellas nos animas a la ilusión.
También las Psicólogas lo hacemos, pero dejando un hueco para ver la realidad de la vida y otro para elegir las ilusiones que vamos a buscar, a sentir, a esperar. Sin pausa pero sin prisa, sin permitir que la ilusión nos nuble la conciencia y nos arrastre a la tristeza, si no se hace realidad.
Si una ilusión es un espejismo, será que, alguna vez, esa percepción errónea logró que alguien se sintiera bien y llegara a emocionarse. Tal vez, por esa razón se transformó el término en algo bonito que llena nuestras vidas. Sería bueno aprender a transformar lo negativo en positivo, siempre refiriéndonos a cosas simples que nos suceden, contrariedades que pueden llegar a pesar como una losa. A veces, nos olvidamos que lo importante es tener salud y vida, lo demás son espejismos que vamos buscando.
Y a ti ¿Qué te hace ilusión?
Carmen Martagón ©
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