Ir al contenido principal

HOY



Divinos tesoros: la juventud, la amistad, el amor, la verdad. 

           Nos pasamos la vida alabando esos tesoros, extrañándolos, añorando su llegada o temiendo su marcha. Pero, como todo aquello que nos pertenece alguna vez, lo dejamos en el olvido cuando lo tenemos. Es como esa lluvia, cierta y necesaria, que esperamos y admiramos tras la ventana, esa misma que resbala en nuestras manos para no regresar. Ese agua tan odiada cuando nos moja el cabello de forma inesperada.
           Los cuentistas, los grandes contadores de historias, han pintado piratas y rufianes en busca de tesoros inventados, tesoros marcados en un mapa con una X gigante, siguiendo un itinerario complicado, que no lleva hasta ninguna parte.
           Nos pasamos la vida buscando la X de nuestro mapa, sin darnos cuenta que el mayor tesoro está en nuestro presente. Lleva nombre: Juan, Carmen, Ángel, Rocío o Lucía. Lleva cargo: mamá, papá, compañero de trabajo, maestra, hermano. Y está situado en el punto más cercano de la existencia: aquí y ahora. Basta mirar alrededor para encontrarlo y es nuestro mayor tesoro.
           Lástima, la ceguera humana para lo importante. No me busques mañana, no me beses mañana, no me llames mañana, hazlo ahora. Puede que mañana me vaya para no volver...
           Puede... 

Carmen Martagón ©

Comentarios

Entradas populares de este blog

Silencio

 Silencio  “Se bebe té para olvidar el ruido del mundo”. T’ien Yiheng. Silencio  Hay demasiado ruido alrededor,  ruido innecesario y perturbador que te aleja de ti misma,  necesitas instantes donde encontrarte, instantes para buscar el silencio mientras escondes el grito atronador del dolor.  Hay demasiadas voces a la vez  te dicen si puedes o no, si estás o no, lo que debes hacer cada minuto.  Hay demasiadas voces de este mundo,  dejando mudo el pensamiento, atacando cada palabra no dicha, tratando de ocupar todo tu ser. Naciste más cerca del silencio, tu llanto de entonces ya no se recuerda, y ahora necesitas beberte a sorbos el ruido  y que todo esté mudo y callado, para pensarte y sentirte, para que nadie más te sienta.  Necesitas quedarte ausente algún tiempo, mientras los gritos se apaciguan  mientras el dolor se diluye en una taza de dulzura, en unas gotas de ausencia, en una leve sonrisa… o en un ritual que nadie entiende; como tu silencio… Carmen Martagón  #silencio  #ritualde

CANELA EN RAMA

"Canelita en rama eres mi niña bonita..".  Aquella tarde le vino a la memoria esa frase tan escuchada cuando pequeña. Estaba preparando un arroz con leche para sus nietos y había puesto los ingredientes sobre la mesa. El limón para echar la corteza en la leche, la canela en rama y el azúcar... De pequeña no sabia que significaba aquella frase que su abuela le decía, cada vez que preparaba arroz con leche o torrijas y usaba la canela como ingrediente. Ella siempre quería ser quien alcanzara, en la alacena de la cocina de su abuela, el bote de cerámica donde se guardaba la canela en rama. Para hacerlo se subía en la silla verde lacada, con finas patas de aluminio que parecía iban a romperse al sentarse, y se empinaba para llegar a él, siempre bajo la atenta mirada de la abuela. Cuando conseguía abrir el bote le pasaba las ramas de canela y su abuela repetía la frase acariciando su mejilla. - ¿ Qué significa eres canelita en rama mamá?.- Preguntó un día a

Tinieblas

Escribo desde el mismo corazón de las tinieblas, donde el tiempo parece detenido, escribo tras la oscura soledad de este destierro, intentando alinear despacio las palabras; mientras mi mente desordena el verbo siento un vendaval de emociones en el vientre, se desespera el sentir y escribo... Suena el tic tac imaginario en el reloj ausente, vuelan alrededor las almas perdidas, ocultas de todo,  entre las paredes blancas que me atrapan. No sé quién soy, aquí no tengo nombre, ni título, ni aval que me sostenga, no tengo que rendir cuentas más que a mi propio infierno, convertida en ojo vigilante obligada a espantar a la muerte; escribo... La letra me mantiene en el mundo de los vivos, afuera llueve a carcajadas, el tiempo se ríe de mí, el cielo tiene el mismo color gris plomizo que mis entrañas, añoro la luz cegadora del sol atravesando la arboleda, no existe imagen más simple para atarme en el lado de los cuerdos. Las letras, que me sacan de esta cruda realidad, son aliadas de la demenc