No me salen las cuentas,
me acostumbré a contar con los dedos;
ahora, con las manos repletas de letras
me faltan el pulgar y el índice para sumar instantes.
Me sobran sueños,
me sobran miedos,
me sobran riesgos,
me sobran ideas,
y me falta esa forma infantil de contar,
mientras bailan los números en mi cabeza.
No me salen las cuentas,
si me llevo dos, siempre me sobran pensamientos,
si resto, siempre me falta algún verso.
Y me sobran espacios en blanco,
me sobran leyes,
me sobran mentiras,
me sobran odios,
y me falta siempre un abrazo de los míos,
en las horas de obligada distancia.
No me salen las cuentas,
enlazo relatos en la memoria
mientras reto a la página en blanco,
y la enfrento,
le cuento historias, anécdotas, recuerdos,
y me salto algún renglón donde esconder la pena.
En el doblez de otro cuaderno
habré guardado las lágrimas,
las muchas que me desbordan,
las muchas que escondí mientras seguía
el cauce de este río de la vida
donde debo aprender a lavar las faltas ajenas,
donde quiero aprender a saldar las deudas,
saldar sin comisión, sin dolor,
en el tiempo tan leve de este vivir deprisa.
Carmen Martagón ©
Tengo dos escritores favoritos en mi vida Carmen Martagon y Cristóbal Ponce de León Domínguez
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