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Mostrando entradas de abril, 2020

Virus

Me acurruco en este miedo instalado en las esquinas de los cuerpos, el frío de las salas heladas guarda la memoria de los viejos; un microscópico ser limita las vidas y condiciona las muertes. Un virus ha cerrado las puertas con su diminuta presencia; aislado las risas, limitado las palmas a unas pocas horas de balcón. Reducido el arroz a cazuelas de barro y el vals de enamorados al salón del hogar de los casados, o las parejas de echo, incluso, ha lacerado el tiempo a los amantes. El tiempo, las horas, los días, apenas tienen ya sentido, los relojes cuelgan inertes sobre la pared, la madera o las muñecas de los desamparados. El desamparo se adueñó de los mayores, los solitarios, los dependientes, los autónomos, los auxiliares, los sin techo. Cada techo cobija un miedo diferente, un frío desigual con el que sentarse a esperar. Carmen Martagón ©

AMOR MADURO

No tuve tiempo de preguntarle a mi abuela sobre el amor, la vida pasó deprisa por sus canas y un dragón de silencios le sesgó la memoria, mientras yo florecía entre sus brazos. A veces, las vivencias nos llevan al pasado donde todo lo obvio se deshace en   segundos, y solo los recuerdos responden a las dudas. No se percataron mis sentidos de niña, en el brillo de sus ojos al mirar a mi abuelo, no se me ocurrió entonces, que sus mejillas también se arrebolaban cuando las manos amadas tomaban las suyas, o el dorso de los dedos rozaban su vientre. Empeñada en crecer, vi pasar ante mí este mismo amor maduro que me inunda, este sueño otoñal, cargado de deseo, y solo percibí la armonía que ofrece el pasar de los años. En ese palpitar de la añoranza, cuando ella marchó por ley de vida, asomada yo a aquel dolor por su pérdida, mirando el rostro sombrío de mi abuelo, jamás se me ocurrió pensar que él no echaba de menos a mi abuela, sino a la dueña de aquel amor que a

HÉROES, VIRUS Y ÁNGELES

Desconozco si es posible considerar a mi abuelo un héroe de toda esta tragedia. En unos días cumpliría 103 años. Muchas personas pensarán que, con tan avanzada edad, ha vivido bastante. Otros, como esos personajes siniestros de las redes sociales, tal vez puedan pensar que sobraba. Para nosotros, quienes le hemos perdido, era vital tenerle cerca. Buscando en Internet la palabra héroe, encontré un apartado en el que se me invitaba a buscar rasgos distintivos del héroe o la heroína. Pensé que podría hacerlo en la figura de mi abuelo. 1. Inteligencia superior que les posibilita solucionar acertijos y problemas. En casa, mi hermano y yo, nunca pasábamos las pruebas de sus cientos de adivinanzas. Estábamos seguros que escondía un libro, con miles de ellas, en algún lugar del dormitorio. Recuerdo que buscábamos, entre sus cosas, cuando salía a dar paseos con la abuela. Nunca lo encontramos. 2. Cometer un phónos akoúsios, es decir, una muerte accidental, por lo que deben suf