No me aplaudas,
no quiero canciones,
ni sonetos paridos en noches de guardia,
ni versos de rima asonante,
ni dulces melodías de enamorados en tardes amargas
No me aplaudas, déjame con mi silencio,
con el reflejo del sol en la ventana,
con esta soledad que nadie quiere
y que a mí me hace falta.
No quiero palmas, ni placas conmemorativas,
ni bandera a media asta,
ni premios antiguos y sectarios,
ni abrazos cargados del más rancio protocolo
y la más rancia palabra.
No me aplaudas,
ofréceme el respeto sin medida,
la calidad humana deseada,
el tiempo de descanso,
la melodía del beso de los míos,
la risa contagiosa del amigo,
las noches de amor que te hacen ganas.
No me aplaudas,
manten en el recuerdo los minutos vividos buscando una esperanza,
el bajar de esta curva,
el salir de la cueva,
el tiempo en la batalla.
No me aplaudas...
Y, si acaso, simplemente dame las "Gracias".
Carmen Martagón ©
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