Me sobrecoge esta historia
que pasa por mis ojos,
yo creía en el ser humano,
más allá de eso que llaman pecado,
más allá del miedo a la maldad,
del infierno, el limbo, el purgatorio,
esos lugares escondidos
en la rancia intención de los modélicos.
que pasa por mis ojos,
yo creía en el ser humano,
más allá de eso que llaman pecado,
más allá del miedo a la maldad,
del infierno, el limbo, el purgatorio,
esos lugares escondidos
en la rancia intención de los modélicos.
Me sobrecoge el dolor, la patada,
la palabra de amor que sigue al golpe,
la caricia tras la bofetada,
la mirada tras la mirilla,
los silencios tras la paliza,
ese rotundo "lo sabía" después de la muerte.
Me sobrecogen las sonrisas forzadas,
el pelo en la cara para esconder el miedo,
las lágrimas de súplica en la puerta,
los temblores, la retahíla de rezos, sin credo.
Me sobrecoge la bandera a media asta,
el número de SOS en la pantalla,
el minuto de silencio,
más silencio,
cuando ya todo es silencio.
Me sobrecogen las leyes,
la puerta de atrás del poderoso,
ese alejamiento recomendado
que sigue provocando miedo.
¿Qué hago yo aquí escribiendo de esto?
¿De que sirve que digamos "basta" ahora?
De qué sirve la pena cuando ella ya se ha muerto...
Se muere día a día
sin saber cómo agarrarse las tripas
que se remueven de rabia o de miedo,
se muere de dolor, pero no el que provocan los golpes,
se muere con la soledad,
muere con mi silencio, tu silencio, el silencio.
Más silencio...
#niunamenos
Carmen Martagón ©
la palabra de amor que sigue al golpe,
la caricia tras la bofetada,
la mirada tras la mirilla,
los silencios tras la paliza,
ese rotundo "lo sabía" después de la muerte.
Me sobrecogen las sonrisas forzadas,
el pelo en la cara para esconder el miedo,
las lágrimas de súplica en la puerta,
los temblores, la retahíla de rezos, sin credo.
Me sobrecoge la bandera a media asta,
el número de SOS en la pantalla,
el minuto de silencio,
más silencio,
cuando ya todo es silencio.
Me sobrecogen las leyes,
la puerta de atrás del poderoso,
ese alejamiento recomendado
que sigue provocando miedo.
¿Qué hago yo aquí escribiendo de esto?
¿De que sirve que digamos "basta" ahora?
De qué sirve la pena cuando ella ya se ha muerto...
Se muere día a día
sin saber cómo agarrarse las tripas
que se remueven de rabia o de miedo,
se muere de dolor, pero no el que provocan los golpes,
se muere con la soledad,
muere con mi silencio, tu silencio, el silencio.
Más silencio...
#niunamenos
Carmen Martagón ©
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