Prefiero entrar de puntillas,
pasar de largo,
como el aire que atraviesa el portal
y se pierde entre pasillos,
provocando un leve movimiento en las cortinas.
pasar de largo,
como el aire que atraviesa el portal
y se pierde entre pasillos,
provocando un leve movimiento en las cortinas.
Dejar sólo la huella de los besos,
o los pasos en la arena,
que el viento o el agua borrarán,
para ser olvidadas al instante.
Prefiero ser tormenta de verano
que sólo dejará el olor a infancia,
su huella en los cristales empañados,
la leve frescura en unas gotas
que no calan la tierra.
Tal vez, ser una ola pasajera
en mitad de una noche sin luna,
la estrella fugaz de las perseidas
el destello del faro en la mañana
o, quizás, una sombra triste
de un bosque solitario en las montañas.
Entrar sin hacer ruido,
silenciosa y callada,
como llega el amor sin previo aviso,
como se esconde el sol,
apenas de puntillas,
sin llamar la atención,
hacia el ocaso.
Carmen Martagón ©
o los pasos en la arena,
que el viento o el agua borrarán,
para ser olvidadas al instante.
Prefiero ser tormenta de verano
que sólo dejará el olor a infancia,
su huella en los cristales empañados,
la leve frescura en unas gotas
que no calan la tierra.
Tal vez, ser una ola pasajera
en mitad de una noche sin luna,
la estrella fugaz de las perseidas
el destello del faro en la mañana
o, quizás, una sombra triste
de un bosque solitario en las montañas.
Entrar sin hacer ruido,
silenciosa y callada,
como llega el amor sin previo aviso,
como se esconde el sol,
apenas de puntillas,
sin llamar la atención,
hacia el ocaso.
Carmen Martagón ©
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