Duermen los niños
esperando el futuro que no asoma,
soñando con la calma de las olas,
jugando inocentes entre las caracolas.
Duermen las madres
esperando darles un futuro,
un trozo de pan que no les llega,
un hogar en Paz que se les niega.
Duermen los padres
maldiciendo mil veces su suerte,
llenos de rencor en las entrañas,
rogando asilo en una tierra extraña.
Duerme la PAZ entre las bancadas de los poderosos,
en tratados, leyes y acuerdos,
en las fronteras y muros levantados,
entre el barro que cubre los cuerpos olvidados.
Duerme la PAZ entre rencores a veces infundados,
entre los corazones que miran a otro lado,
en el ego, el egoísmo y la maldad,
entre aquellos que no entienden de verdad.
Y gritamos PAZ pero nadie nos oye,
Y grita el corazón, claman los hombres
las mujeres, los niños, los ancianos,
grita conmigo PAZ y alza tus manos.
Manos arriba, Paz en el alma,
en un grito sincero dónde sólo duerma la guerra,
donde los sueños sean cotidianos,
por ese grito de PAZ, ¡arriba las manos!
Carmen Martagón ©
esperando darles un futuro,
un trozo de pan que no les llega,
un hogar en Paz que se les niega.
Duermen los padres
maldiciendo mil veces su suerte,
llenos de rencor en las entrañas,
rogando asilo en una tierra extraña.
Duerme la PAZ entre las bancadas de los poderosos,
en tratados, leyes y acuerdos,
en las fronteras y muros levantados,
entre el barro que cubre los cuerpos olvidados.
Duerme la PAZ entre rencores a veces infundados,
entre los corazones que miran a otro lado,
en el ego, el egoísmo y la maldad,
entre aquellos que no entienden de verdad.
Y gritamos PAZ pero nadie nos oye,
Y grita el corazón, claman los hombres
las mujeres, los niños, los ancianos,
grita conmigo PAZ y alza tus manos.
Manos arriba, Paz en el alma,
en un grito sincero dónde sólo duerma la guerra,
donde los sueños sean cotidianos,
por ese grito de PAZ, ¡arriba las manos!
Carmen Martagón ©
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