Miro el rincón vacío a mi lado,
nadie me planta batalla para el canal de la tele,
no hay voces que alteren la paz de mi casa,
no hay más risas que las mías,
ni más llantos que los míos.
En la cocina sólo un plato por recoger,
una cuchara, un vaso y una taza de café
a la que hace años le falta el asa,
como a mí me falta tu compañía...
En mi casa no hay gritos, ni juegos,
ni tan sólo lágrimas,
hasta las mías se secaron
de tanto llorar las ausencias.
He mirado el rincón vacío del sofá,
el espacio infinito de mi cama,
el cepillo de dientes,
añorante de otros compañeros llenos de color
y he sentido en mis huesos,
el vacío, el silencio y los años.
He mirado mi alma vacía de besos
y he querido despertar de éste mal sueño.
Carmen Martagón ©
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