No fue el humo lo que nubló mis sentidos no fue la oscuridad lo que partió mi vida no fue el olvido, ni el amor, ni el tiempo, fue no sentir, no esperar, no estar vivo... Aguardé en la puerta de tus madrugadas, me quedé esperando tras días y días, se me fue la vida con cada calada, se me fue hasta el tiempo, mientras esperaba. No volverá a tener mi vida la luz que tenía, al fondo de mi alma la vista se nubla, mi mano sostiene sólo las cenizas de lo que viví, de lo que sentí, ya no queda nada... Éste fuego vivo quema mis entrañas quema mi vivir y hasta mi morada, este fuego vivo que todo lo abrasa quemó mi existencia, mi ser y mi alma... Foto: Carmen Torres Chaguaceda © Texto: Carmen Martagón Enrique ©
Herencias de mar, tierra, cielo, tiempo y sueños. Asómate a sentir... Palabras de mujer, nacidas de un puñado de vivencias. Directas desde mi corazón a tu corazón...