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Mostrando entradas de abril, 2015

La luz tras el cristal

Alumbra el quinqué mis madrugadas, los sueños que vienen a buscarme, esa tenue luz que me acompaña, las noches a solas en mi cama. El fino cristal guarda la llama, como guarda el corazón los sentimientos, como guarda la memoria los recuerdos, como esconde la palabra los silencios. Y yo... me quedó con su luz, para alumbrar mis letras y mis miedos, la oscuridad que para mí no quiero, la tristeza, el desamor, el desespero. Y escribiré mis versos a su lado, versos llenos de amor y sentimientos, versos llenos de luz, de nuevos tiempos, de sol, de atardecer y hermosos cielos. Alumbra el Quinqué cada palabra, que sale de la pluma enamorada, del blanco del papel y la esperanza; alumbra el corazón la madrugada... Texto: Carmen Martagón ©

Que llueva un rato

Llueve... Sobre los tejados rotos del alma, sobre las tejas de la memoria, sobre las paredes mal encaladas, esas paredes de nuestra historia. Llueve... Caen finas gotas que van calando cada recuerdo de mi pasado, cada silencio en éste letargo, llueve en un tiempo que no ha llegado. Y al ver la lluvia... sueño canciones de niños grandes, pidiendo agua, corros jugando, saltos de charcos, ¡me estás mojando!, bendita lluvia me va empapando. Quiero que llueva... Quiero empaparme de risa y llanto, de nuevos sueños, versos y cantos de melodías que obran milagros, quiero que llueva, que llueva un rato... Texto y foto: Carmen Martagón ©

La soledad sin Gabo...

Se van las soledades hacia la playa... se marchan las palabras con tu partida, se va el tiempo de amar, la pluma calla, se queda la verdad, profunda herida. Se queda el coronel sin una carta, esa que esperaba en aquel lecho, se queda entre mis versos la hojarasca, la que deja la pena aquí en el pecho. De sueños y batalla tu legado  de amores y pasiones sin medida, esa obra infinita que has dejado que transporta al lector hacia otra vida. Aprendí de tus letras el silencio de palabras que llevan al olvido, de vidas traídas de otro tiempo de un sueño mil veces revivido. Mi humilde homenaje al Maestro que me enseñó a amar entre prosa y verso... Gabriel García Márquez.

Sin destino

                     Era una tarde cualquiera de Abril en París, estaba tan feliz con mi nuevo trabajo que me dediqué a saltar bajo la lluvia y a ponerme perdido entre los charcos. Nunca había saltado tanto, ni tan alto, parecía un bailarín entrando en escena en el Teatro de la Ópera.          Después de dar un par de saltos y varias vueltas me fijé en la pareja que se besaba bajo la lluvia. Me vino a la memoria la primera vez que nos vimos, allí, cerca de los Campos Elíseos. Tú vendías periódicos en un lugar cercano, yo trabajaba en una imprenta en la otra punta de la ciudad. Nos habíamos visto varias veces en aquel café, yo sabía que me mirabas y tú sabías que te miraba. Casi diluviaba y la lluvia te calaba hasta los huesos, aceleré el paso y te cubrí con mi paraguas, me miraste asustado y después sonreíste, con aquella sonrisa maravillosa que llenó mi mundo durante quince años. El viento fuerte dobló el paraguas y nos dejó sin protección a

Maderas llenas de tiempo

He cruzado mil vidas para encontrarte, para ver tu sonrisa cada mañana y al mirar este cielo con su destello sentir el agua fresca sobre mi cara. He cruzado desiertos y tempestades y lagunas en calma con mi reflejo, he cruzado una vida, la que no tengo y los pasos me llevan hasta tu cuerpo. Por caminos distintos llegamos juntos a éste amor de riberas lleno de sueños, a esta vida que siento que me alimenta, de esperanzas y abrazos, de besos tiernos. He cruzado maderas llenas de tiempo para ver en tus ojos un brillo nuevo, he llegado a la vida, llegué a éste cielo, a decirte a mi forma cuánto te quiero... Texto: Carmen Martagón © Foto: Vicente Gey ©

CONDENADO AL OLVIDO

Primera celda de Miguel Hernández en Rosal de la Frontera (Huelva) Se olvidó aquella España de cantar la nana del poeta... Nadie recordó los versos, los textos, la pluma, las palabras. Se olvidó aquella España de repetir su apellido se olvidó hasta del nombre, de su cuna y su casa... No fue el poeta sombra de lo que era entre aquellas paredes sombrías, entre aquellas miradas hirientes, entre aquellas caras que no conocía no fue poeta no... fue uno más de los que ya no vuelven. Fue ese rayo incesante en la tormenta, ese fiel labrador de verso y letra, fue entre la oscuridad la rima inquieta grito de libertad, cárcel incierta, la inquietud y el afán mueve al poeta. No es de Miguel Hernández la condena, es del hombre y su ser, del campesino fue de aquel que calló, de aquel que dijo fue de aquellos que siguen el camino, una condena a muerte y al olvido. Rescatado al fin de la condena, duermen ya en paz versos y letras duerme el poeta y en su nan

SEGUIR EL CAMINO

Ya no pasa el tren por las viejas vías, los hierros helados aguardan viajeros, los que ya no vuelven, los que se perdieron, o los que marcharon buscando sus sueños. Los viejos raíles, ahora iluminados, guardan la memoria de tiempos pasados, maletas sin nombre, destinos inciertos, viajeros sin tiempo, sin vida, sin sueños. Camina despacio entre las traviesas, la luz que te guía, la luz que te alienta señala el camino, sin paro ni tregua, renace a los sueños, camina y despierta. Pasito a pasito volver a la vida, recoger los frutos, mirar adelante, que guíe tus pasos la luz encendida, seguir el camino, mi fiel caminante. Texto: Carmen Martagón ©

PENITENCIA

Hay miradas que impactan. La cámara de Rocio Escudero Alfonso se asomó a esta mirada y mi cabeza montó la historia de un encuentro. PENITENCIA Fue la única forma de penitencia que encontró que la alejaba de miradas ajenas. Necesitaba vivir su dolor a solas, en silencio, no quería ánimos, riñas, reproches o cualquier otra forma de ayuda de los demás, aunque agradecía tantas muestras de cariño y amistad. Nadie podía saber cómo se sentía. Nunca supo por qué aquella muchacha de pelo corto, cámara en mano, se fijó en ella para la foto. ¿Cómo pudo verla entre tanta penitencia?. Caminaba despacio entre una fila de Nazarenos, cirio en mano, con el Rosario de su madre en la muñeca, cabizbaja, dolorida. Vestía de oscuro, la túnica o hábito nazareno tapaba cualquier posibilidad de imaginar quién era o qué estaba sintiendo en ése momento. En la acera, unos ojos iban de un lado a otro de la calle. Andaban buscando una foto especial, ver más allá, intentando captar una imá

CANELA EN RAMA

"Canelita en rama eres mi niña bonita..".  Aquella tarde le vino a la memoria esa frase tan escuchada cuando pequeña. Estaba preparando un arroz con leche para sus nietos y había puesto los ingredientes sobre la mesa. El limón para echar la corteza en la leche, la canela en rama y el azúcar... De pequeña no sabia que significaba aquella frase que su abuela le decía, cada vez que preparaba arroz con leche o torrijas y usaba la canela como ingrediente. Ella siempre quería ser quien alcanzara, en la alacena de la cocina de su abuela, el bote de cerámica donde se guardaba la canela en rama. Para hacerlo se subía en la silla verde lacada, con finas patas de aluminio que parecía iban a romperse al sentarse, y se empinaba para llegar a él, siempre bajo la atenta mirada de la abuela. Cuando conseguía abrir el bote le pasaba las ramas de canela y su abuela repetía la frase acariciando su mejilla. - ¿ Qué significa eres canelita en rama mamá?.- Preguntó un día a

Melodías de silencios

Suena la melodía de mis silencios, esa que me trae recuerdos del pasado y me va contando que nada es seguro, la que me hace vivir en presente, vivir ilusiones, soñar en futuro. Suenan los silencios inundando mi vida, marcando reencuentros y despedidas, abrazando notas que escapan al viento, llevándome a un tiempo que quedó aparcado en aquel pasado donde ya no siento. Suenan bellos acordes en la vieja madera donde el tiempo que viene trae nuevos despertares trae nuevas ilusiones, nuevos pasos de baile y suenan como nunca corazones tenaces uniendo sus latidos en las notas al aire... Texto y fotos: Carmen Martagón ©

Solo pido "Paz" para los niños…

Paz… en el alma y el cuerpo de los inocentes, en el abrazo ingenuo al muñeco roto. en el corazón puro de las almas pequeñas... Paz…. en los ojitos que buscan un refugio cercano, en la mirada que duda y no encuentra respuesta, en la inocencia del niño que ya no quiere ruido. Paz…en cada rincón del mundo de esas manos pequeñas, en los días y noches que no son diferentes, en los atardeceres sin hermosos paisajes. Sólo PAZ, para los niños, en el juego esperado en jardines sin miedo, en los sueños velados por madres amorosas, en bellos despertares y en largos silencios… Por el alma inocente y el corazón puro, por la mirada sin respuesta en medio del miedo, por llenar esas manos que siempre están vacías. Un abrazo, una mano amiga, una mirada dulce, un atardecer donde jugar sin miedo, el amor más tierno para despertarles y que los acune tan solo este verso… PAZ… Texto y foto: Carmen Martagón ©