Ir al contenido principal

Hoy me perdono...


Hoy me perdono...
Por haber olvidado quererme,
por cerrar los ojos a la vida,
por negarme a vivir cada día. 

Me perdono,
por meter solo odio en mi alma,
maltratarme hasta quedar rendida,
por perder tantas veces la calma.

Me perdono,
por negarme; hasta a seguir viviendo,
por no ver más allá de la pena,
por pasar estos años sufriendo.

Hoy me perdono,
por perderme, sin grandes razones,
el amor de los que me rodean
y esconder en mí las emociones.

Y al perdonarme
recupero la sonrisa franca,
el amor alojado en el alma,
las caricias en todas las horas,
los besos y abrazos que calman.

Recupero,
la razón para seguir soñando,
el tiempo para estar presente,
la vida entera que he perdido,
el amor siempre correspondido
y el cariño alojado en la sangre.

Y así me quiero...
Feliz porque así lo merezco,
soñadora de todos los mares,
pintora de letras y cuentos,
amante en mis mejores horas,
ofreciendo mi amor a raudales
a las sonrisas que siempre me rodean.

Carmen Martagón ©

Comentarios

  1. Ufff Carmen!

    Un poema fuerte, desgarrador; pero realista y que muchos pasan por el mismo trance,...no todos los consiguen.

    Me gusta ésa fuerza que al final germinó en razones suficientes, para amarse a uno misma.

    Un beso guapa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Real en muchas personas, como la propia vida... De mis preferidos. Besazos y buena semana.

      Eliminar
  2. No me juzgo y no juzgo Perdon es una palabra que no la entiendo
    tu entrada muy bella

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Silencio

 Silencio  “Se bebe té para olvidar el ruido del mundo”. T’ien Yiheng. Silencio  Hay demasiado ruido alrededor,  ruido innecesario y perturbador que te aleja de ti misma,  necesitas instantes donde encontrarte, instantes para buscar el silencio mientras escondes el grito atronador del dolor.  Hay demasiadas voces a la vez  te dicen si puedes o no, si estás o no, lo que debes hacer cada minuto.  Hay demasiadas voces de este mundo,  dejando mudo el pensamiento, atacando cada palabra no dicha, tratando de ocupar todo tu ser. Naciste más cerca del silencio, tu llanto de entonces ya no se recuerda, y ahora necesitas beberte a sorbos el ruido  y que todo esté mudo y callado, para pensarte y sentirte, para que nadie más te sienta.  Necesitas quedarte ausente algún tiempo, mientras los gritos se apaciguan  mientras el dolor se diluye en una taza de dulzura, en unas gotas de ausencia, en una leve sonrisa… o en un ritual que nadie entiende; como tu silencio… Carmen Martagón  #silencio  #ritualde

INFIEL

 INFIEL Abro la puerta despacio, me descalzo en el pasillo y dejo las llaves sobre el recibidor. Avanzo unos pasos hasta entrar al salón. La luz de la calle ilumina el ramo de rosas rojas sobre la mesa. Acaricio los pétalos con suavidad para no dañarlos. La yema del dedo meñique se engancha en las espinas, siento el arañazo e instintivamente me llevo el dedo a la boca. Ese gesto me hace pensar en la noche vivida. Solo es sexo, sexo del bueno, sexo salvaje. Física, química, matemáticas y todas las ciencias puras entre las sábanas. Miro la nota que acompañaba al ramo, la firma de mi marido bajo la felicitación de cumpleaños. Su letra perfecta, impoluta, delicada. Mi marido viaja constantemente por negocios, yo sigo con mis clases de español para extranjeros. Él suele bromear con la libertad que me deja para tener una aventura, aquí, en esta ciudad llena de extranjeros. Yo le reprocho su ausencia. John, Richard, Frank, Paul… forman parte de mis conquistas desde que me tomé en serio sus br

CANELA EN RAMA

"Canelita en rama eres mi niña bonita..".  Aquella tarde le vino a la memoria esa frase tan escuchada cuando pequeña. Estaba preparando un arroz con leche para sus nietos y había puesto los ingredientes sobre la mesa. El limón para echar la corteza en la leche, la canela en rama y el azúcar... De pequeña no sabia que significaba aquella frase que su abuela le decía, cada vez que preparaba arroz con leche o torrijas y usaba la canela como ingrediente. Ella siempre quería ser quien alcanzara, en la alacena de la cocina de su abuela, el bote de cerámica donde se guardaba la canela en rama. Para hacerlo se subía en la silla verde lacada, con finas patas de aluminio que parecía iban a romperse al sentarse, y se empinaba para llegar a él, siempre bajo la atenta mirada de la abuela. Cuando conseguía abrir el bote le pasaba las ramas de canela y su abuela repetía la frase acariciando su mejilla. - ¿ Qué significa eres canelita en rama mamá?.- Preguntó un día a